lunes, 4 de julio de 2011

vivir para contarlo.

Levantarte sobresaltado de un sueño en el que tu no hacías lo correcto y no acordarte a los dos segundos de que era eso que te asustaba tanto, ir a la cama pensando en alguien y quedarte dormida soñando despierta, salir a la calle con la sonrisa en los labios a cualquier hora de la mañana, y estar pendiente del móvil las veinticuatro horas del día pensando en la llamada que llegaría. Pequeños detalles de la vida, que hay que vivirles para contarles.

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