sábado, 24 de diciembre de 2011

No necesito razones que me demuestren lo que ocurre, ni echos que verifiquen tus palabras, al fin y al cabo nunca viene mal saber que tienes a alguien a quien hablar cuando estas deprimido, o cuando ves las cosas negras, o cuando simplemente el cuerpo te pide mimos.Por otro lado también las cosas se ven de otra manera con una sonrisa, o con una mirada indicada en el momento correcto.

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